jueves, 18 de octubre de 2007

-Viernes-


Un televisor averiado, con interferencia, y ruido, la pantalla de mis ojos, cada tanto.
Sigo estando de este lado del puente y cada vez la humanidad me da más pena.

No se que estoy esperando, en realidad, a simple vista lo tengo todo.
Si de vista se trata en ese retrato no veo más que galaxias de diamante verde.
Y una avertura en la semana me da paso obligado a mi refugio gris.
No se que diré, ni que dirán mis acuarianos cuando los saque del garage,
Ni que les explicaré para entonar la proxima canción (solo me gustaba la letra).
Tampoco recuerdo que excusa les puse para grabar esa música del futuro.
No se con que excusa voy a convencer al público de que les canto cosas tristes
de mi vida para hacerlos felices. Pero no se si realmente los hago felices. Perdón,
no se si tengo público.
No se en que terciopelo rojo me voy a apoyar si mi estrés me convoca a las 6 de la tarde,
si mi estrés me convoca si, de nuevo, a las 6 de la tarde.
En mi caso, irme a Sevilla en un descuido es suicidarme.
Y siempre mis decisiones son las mismas, ir para allá o no ir para allá, donde la soledad
es mi máxima compañía pero al fin puedo verla como una compañía a la muy condenada.
Ahí, en mi ciudad oculta me recuesto y siento las estrellas... un poco más cercanas.

Neón

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